PENSAMIENTOS Y VIVENCIAS QUE IRÉ SUBIENDO, POCO A POCO.

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lunes, 14 de enero de 2013

RELATO CORTO: EL EMPLEADO PEDANTE







Cuando fui a devolver, aquel regalo, me atendió un pedante dependiente, que 
no hacia otra cosa que decir de mil maneras la misma cosa.
Una y otra vez sin parar, era pastoso, y muy pesado, e intentaba hacerme ver
que era muy entendido en el tema, y que era una persona, muy cualificada.

El lugareño, dependiente me contó en un momento  toda su vida, sin venir a cuento
me dijo que en supuesto de trabajo era ignorado, y poco valorado.

Cuando le interrumpí en su discurso, aburrido, y sin ningún tipo de coherencia.
Le dije que yo en realidad solo había venido a devolver aquel regalo, y nada mas.

A lo que el dependiente, enojado, y con la cara colorada por la, afluente llegada de sangre
a su rostro, dijo con voz, aflautada, y con un soniquete,infantil, que si no estaba contenta
con su forma de atenderle, me daría si se lo pedía el libro de instrucciones, donde podría
poner una queja, si lo creía oportuno.


Yo le interrumpí y le dije no será mas bien el libro de reclamaciones, que suele estar
disponible en todas las tiendas?.

A lo que el dependiente pesado, sin decir palabra contestó será mejor que le atienda
otra persona, y se fue, todo enojado, y con el regalo en las manos.

Me pase toda la tarde intentando, dar con el dependiente pesado, y con el regalo
que había intentado todo la mañana sin éxito devolver.

Cuando di con el empleado pesado, éste me contestó que no podía cambiármelo
porque ya estaba usado, cuando, me devolvió el regalo, comprobè, que no era el
que yo le había dado, si no un regalo, mucho mas valioso, que el que yo le entregué.

Cuando vi que empezaba, a volver a darme conversaciòn, le interrumpí, y le dije
por favor donde está el libro de reclamaciones?.

A lo que el muy amable, dijo, no hay porque enfadarse, señorita, en un momento
le atiende otro empleado, a lo que yo muy sonriente respondí.
¡¡No , no es necesario,!! ya tengo lo que quería, y gracias a usted, me voy muy contenta.

Cuando me dirigía hacia la puerta, pensé hoy a pesar de todo, no me puedo quejar
venia a devolver un regalo, y me llevo, uno mucho mejor.
A veces salir de compras merece la pena a pesar de los empleados pesados,y pedantes.

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