PENSAMIENTOS Y VIVENCIAS QUE IRÉ SUBIENDO, POCO A POCO.

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miércoles, 27 de marzo de 2013

RELATO CORTO; EL NAZARENO

Aquella mujer tan devota, que todos los dias pedia a dios por sus semejantes.
Ella vivia sola desde hace varios años, su unica via de escape era sus domingos de misa.
Y sus rezos del rosario, todos los sabados a la misma hora, Asi pasaba su vida, y sus noches,, durante el dia miraba
por la ventana como pasaba la gente, sus vecinos,
a ella le gusta sentarse en la puerta de su casa .
en el verano con la fresquita, ya empezando anochecer, y entablaba, largas charlas con sus vecinas. Hasta que se recogia y se volvia a meter dentro de su casa. Asi era su vida de casa a misa, y de misa a casa.
En su casa, llevaba varios años bordado, un traje
para el Nazareno, cada año esperaba poder terminarlo, y de està forma vestir al santo.
Un dia se quemò la Iglesia de su pueblo, ya no podia ir a misa, el pàrroco del pueblo, tuvo que marcharse,
al pueblo vecino. La mayoria de sus vecinas ya no iban a charlar a su puerta, el pueblo se quedò vacio.
Apenas quedaba ella, y algùn que otro vecino.
Entonces, decidiò crear una capilla, con cuatro piedras, y la imagen de su Nazareno, al que iba diariamente, a rezar, llovieran ò nevara.
Loa años hacian arrastrar los pies, de la anciana, por fin
terminò el traje de Nazareno, ya nadie quedaba en el pueblo solo ella, cogiò cuatro palos en forma de cruz, puso una calabaza, por cabeza, y vistiò a su
Nazareno.
Ese año la cosecha habia sido buena, en el pequeño, huerto de la anciana, su sustento estaria a salvo, con su Nazareno.
El la daria de comer cuidando su huerto, decia
la anciana pensando en voz alta.
Ni un solo pàjaro se posaba, en aquel cuerpo cuyo
armazòn era dos palitroques cruzados.
Mañana pensaba la anciana, tendrè una buena cosecha, y asi pasaròn los dias el granizo, y las lluvias, excesivas, anegaròn la pequeña huerta.
No habia nada para comer, pero la anciana seguia yendo a rezar a su capilla, la estampa del Nazareno.
Medio borrada por el tiempo, apenas se podia a divinar su rostro, pero ella seguia yendo y rezando.
Asi, hasta el ùltimo dia, en que muriò en su cama.
Sola sin vecinos, sin nadie,
Cuando pasado el tiempo, un turista pasò por el pueblo, descubriò el cadàver de la anciana.
Abrazada a su estampa.
Y atravès de la ventana de su casa, podia verse como, los cuervos terninaban de roer, la casaca
que llevaba puesta, aquel estrafalario, espantapajaros

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